La Diosa Lunar-Solar
El deseo sexual y el misterio
del orgasmo femenino
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En la barca, ante el cuerpo muerto de Osiris,
Isis se arroja sobre él con toda la fuerza
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En la barca, ante el cuerpo muerto de Osiris,
Isis se arroja sobre él con toda la fuerza
de su deseo femenino “vivificando su virilidad”...
Quizá sea ésta una alusión al ka de Osiris,
Quizá sea ésta una alusión al ka de Osiris,
a toda su fuerza vital resucitando...
Sea lo que fuere, es tan poderosa la imagen de esta entrega femenina,
que Maneros (el hombre niño que navega con ella)
no la tolera y se arroja del bote a las aguas protectoras,
para no ver más la escena enceguecedora.
Isis realiza la magia del renacimiento de lo vital a partir de su deseo como Amante, pero también de su responsabilidad consciente como Reina, Esposa y Madre.
Esta imagen nos habla de la inteligencia de la materia, o sea, de la potencia de juntar Naturaleza con Logos.
Esto se refleja en el mito de Isis cuando la diosa descubre que, a partir de una gota de saliva que se anima a robarle al Gran Dios Padre Ra, puede llegar a conocer por Sí-Misma su Segundo Nombre, o sea, su "Nombre Secreto".
Pero como todo arquetipo tiene tambien su faz oscura, semejante poder puede llevar a la tentación del "femenino-total".
En los tiempos actuales, es una imagen que hechiza mucho a mujeres y varones: la ilusión de una "mujer 10", que concentre en sí todos los atributos de la femineidad, sumados a la fuerza de la inteligencia y a la determinación en el mundo exterior.
Como toda ilusión, esta inflación del ego femenino gesta en el mismo hechizo su inevitable caida.
En su faz luminosa, estamos por el contrario ante una imagen que permite una meditación muy potente.
Como principio arquetípico ésta es tanto la “Madre Regia” que le permite al varón pasar de Hijo a Padre, como la “Esposa Regia” que le permite pasar (renacido) de Padre a Hijo.
Es por eso que, a diferencia de Hera, en Isis no existe el dolor del femenino herido.
Por el contrario, en ella se refleja la necesidad y el propósito de una reconciliación entre la fuerza luminosa del Sol y la potencia material de la Luna.
Pero para esto es preciso atravesar un “viaje oscuro”.
Pero para esto es preciso atravesar un “viaje oscuro”.
El mito de Isis y Osiris nos dice que lo masculino (en varones y mujeres) necesita “ser despedazado”, para que lo femenino lo reintegre.
Que la unidad necesita atravesar ciegamente el prisma de la multiplicidad, para retornar al estado de Unidad-Consciente de Sí-Misma.
Isis habilita en una mujer su propia función de iniciadora, nutriente y agente para que la vida cumpla (en ella y a través de ella) sus propósitos.
Pero a la vez le permite ser consciente de estas funciones, otorgándole el don de Logos sin enajenarla de su don innato: el contacto vital con la Naturaleza.
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